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Nadie puede negar que la vida y comportamiento de Björk no es de lo más corriente que podamos conocer en el ámbito musical, es originaria de uno de los países más extraños y mágicos que podamos imaginar. Vive en un barco. Una vez agarró a combos en el suelo a una periodista y se la tuvieron que quitar. Ha trabajado de actriz en una de las películas más tristes de la historia. Su lirica es onírica con temáticas surreales del espacio, los elementos y la convivencia del ser humano con la naturaleza. Su peculiar rostro y excéntrica vestimenta tanto en los escenarios como cuando va a comprar pescado al mercado nos hace verla como una mujer rara y carismática que sale de toda regla establecida, lo que le ha traído más de un problema, como cuando la obsesión que a un fan latino le produjo su imagen lo llevó al suicidio, posterior a enviarle una carta con ácido que afortunadamente fue interceptada a tiempo. Sin embargo y a pesar de toda esta anormalidad tiene una familia, estuvo casada y acaba de romper con su esposo. ¿Habrá cosa más cotidiana, normal y transversal del mundo que el amor? ella también es humano y por estos día sufre una ruptura tan heavy metal que la llevó a escribir un disco entero al respecto.
Después de 7 discos de estudios (8 si contamos el que grabó cuando tenía 11 años) y un sinfín de rarezas llega a nuestros computadores Vulincura, un disco accidentado, víctima de una de las más emblemáticas filtraciones del último tiempo (hola Madonna). Fue producido por el joven productor venezolano, Alejandro Ghersi, más conocido como Arca que como ya todos saben ha trabajado para el disco de FKA twigs y el Yeezus de Kanye West y de quien Bjork contó hace un tiempo para Pitchfork que a pesar de sus primeras reticencias a trabajar con gente tan fan de ella, logró una conexión perfecta con el latino que dio en el clavo en la musicalización de los sentimientos de cada canción.
En la misma entrevista Björk se sincera, suspira, solloza y hasta derrama lágrimas en medio de ella mientras cuenta que ha sido el álbum más doloroso que ha hecho. Y si decimos que Vulnicura es un fiel registro de su ruptura, no exageramos. Al examinar el arte del disco notamos que cada letra, escritas íntegramente por ella, lleva como encabezado la época en que fue escrita, y como eje central de esta línea del tiempo, el momento en que ella y Matthew Barney se separan. Vulnicura significa en latin literal «rasguño» (vulus) y tratamiento» (cura) y transmite la idea de sanar heridas. Y eso es literalmente, un viaje cronológico por la muerte anunciada de una fructífera y sólida relación amorosa de 13 años y del hacer letras de aquello como terapia de sanación.
El disco abre con Stonemilker, nueve meses antes de que la relación fracasara por completo. Aunque ya quebrada, Björk desea buscar ese algo que la conecte nuevamente con su esposo, que salve su matrimonio. “A juxtapositioning fate, find our mutual coordinate” es la frase que abre el disco lo dice todo. Hablando de ella misma como si tuviera su torso abierto, tal cual sale en la portada del disco, (“Who is open chested”) quiere transmitir la sensación del dolor y el desgarro que supone una abertura de tal carácter. Por su parte él, al parecer se cierra a la oportunidad de salvar algo (“Show me emotional respect, oh respect, oh respect”). Por eso, compara esta lucha tan absurda con intentar ordeñar una piedra. La voz de Björk y su pronunciación fonéticamene correcta del inglés viaja por un mar de cuerdas y unos beats lentos y distantes. Porque Vulnicura en muy pocos momentos es musical, o más bien es muy minimalista, las protagonistas son las letras. Así como en Lionsong donde repite el quizás a cada momento: ‘quizás resulte, tal vez él se vaya o quizás deje de amarme’. Cinco meses antes ella no sabe manejar estos sentimientos que alguna vez fueron tan claros (“these abstract complex feelings, I just don’t know how to handle them”) ¿Debe sanar estas heridas o dejar que sigan abriéndose? Todo está en ascuas, en un incomoda inercia.
Tres meses antes, en History of touches Björk despierta en la noche sabiendo que es la última vez que lo tiene a su lado y recuerda cada caricia y cada relación íntima que tuvieron, con tanta rabia que lo expresa de una manera vulgar (Every single touch, we ever touch each other, every single fuck”). La parte más sexual de esta ruptura es a modo de breve interludio confuso en sonidos que se suceden desordenados e intranquilos para dar paso a una de las favoritas del disco. Black Lake, dos meses después de la ruptura, descritos en la canción más desesperada y creativa del disco, la canción del despecho. La más creativa porque es en donde usa más metáforas y comparaciones. El amor es como estar en un vientre, es en ese espacio donde ella se siente segura pero ahora ya no está en ese lugar, y de ahí los beats a modo de latidos del corazón en la bolsa uterina o quizás copiando las palpitaciones que describe con “I am one woun, my pulsating body suffering being”, ella no está herida, ella ES la herida misma, su cuerpo entero palpita cual lesión que acaba de ocurrir. Él está saliendo de ella dolorosamente, como desgarrando la costura de una tela (“My soul torn apart, my spirit is broken Into the fabric of all, he is woven”), ella se rompe porque él estaba en todo su ser, era parte de ella. Luego hace una referencia a estar en un lago negro, a la ceguera, la oscuridad, totalmente desorientada. Finalmente se describe a si misma como un cohete que ha tocado la atmosfera y se está quemando inevitablemente. Diez minutos de cuerdas y silencios perfectos entre sonidos de máquina que parecen sacados de Joga.
En Family, escrita 6 meses después de la ruptura, Björk se refiere a su familia como una persona muy querida que ha muerto. Por lo que quiere presentar el respeto correspondiente ante tan sensible fallecimiento y se pregunta: ‘entonces, ¿dónde puedo ir para ofrecer algo, caer de rodillas, dejar flores, poner incienso, prender velas?’. El triángulo de amor está roto, la hija es solo como un amigo que tienen en común, los dos la aman pero entre ellos no. La canción se vuelve dramática musicalmente con cuerdas confusas que suenan entre fuertes golpes mientras ella se pregunta como protegerá a su hija de todo eso. Simplemente desgarrador. Con Notget, casi un año después de la separación se sigue lamentando y sacando lecciones sobre como el amor te mantiene a salvo de la muerte; que amar y sobretodo el ser amados nos hace eternos, inmortales. Björk se lamenta de que los dos tengan la misma herida pero que a ella parezca dolerle más, pues al igual que en Black Lake a ella le aflige que eso tan sagrado que debían cuidar mutuamente ya no sea del interés de él.
A partir de este punto deja de registrar el tiempo y cambia el tono de las letras. En Atom Dance, empieza a darse tiempo para la recuperación de su persona. Dice estar avanzando hacia la transformación, como en un baile de átomos dispuestos a curar, dejando respirar la fea herida que se ha causado. Está dispuesta hasta a interpretar esta canción menos íntima y más optimista con un acompañante, la única del disco, junto a Antony Hegarty de Antony and the Johnsons (en una soberbia colaboración) entendiendo que es tiempo de abrirse, de comenzar a respirar o como dice en la parte culmine del tema “Atoms are laughing at last” algo así como el que ríe ultimo ríe mejor. En Mouth Mantra que es una de las más intraquilas junto a la ya mencionada History of touches, a Björk le apena que por culpa de la herida no pudo emitir más palabras, como si la costra de su pecho ahora fuera la de su boca. Esto le llevó sacrificios pero hoy pide a alguien más que se la quite mientras ella promete cantar en el proceso.
Saliendo de todo el contexto que significa hacer un disco sobre la ruptura con Matthew Barney, Quicksand, que cierra el siclo, es una canción antigua, que escribió por allá en 2011 luego de que su madre murió tras una semana en coma luego de una ataque cardíaco. La inserción de este track quizás no sea casualidad y podríamos lucubrar sobre el acordarse de su madre que lamentablemente ya no está para que la contenga en estos momentos de tanta vulnerabilidad pues repite la idea de Black lake sobre estar un poco perdida. Aunque podríamos percibir cierto descuido en la musicalización de Quicksand si ponemos atención vemos un bonito juego en el uso de los parlantes, que van alternando la voz principal de la que se desprenden pequeños destellos entrando y saliendo de ésta hacia la derecha y la izquierda de nuestros oídos.
Con las repeticiones y el examen de las letras, el álbum va tomando vida y aprecio por parte del oyente. Sin ser un gran fan de Björk entusiasma el hecho de conocer mediante sus más recientes composiciones a una mujer tan esquiva y hermética pero que ha dedicado su vida a la más sincera de sus pasiones, hacer música.
Luego de ser olímpicamente filtrado, Vulnicura tuvo que ser lanzado en un tris por la disquera, por que vendió la exclusiva a iTunes lo cual significa para nuestro pesar que quizás no lo tendremos en Spotify por un largo tiempo, debido a las recientes políticas de exclusividad que la empresa de Steve Jobs está tomando. Esperemos que no sea así y poder poner un banner de escucha muy pronto al final de este post. Por el momento quizás sirva esto.